En avioneta por Galápagos: volamos en un Britten Norman BN-2A

El presente reporte de vuelo es totalmente atípico.

Se trata de un hermoso traslado entre la Isla Isabela y la Isla San Cristobal.

La historia empezó con el análisis que hice en el post Galápagos: de Isabela a San Cristobal, para todos los gustos (para mi, avioneta) en donde concluí la conveniencia del avión por sobre el traslado en lancha.

El día de viaje comenzó con un sol precioso en Puerto Villamil, Isla de Isabela, y la mańana transcurrió entre tweets y caminatas por entre los manglares que se encontraban a sólo metros del hotel en que nos alojábamos.

Rondando las 13 hs. pasó un taxi a buscarnos, una camioneta Great Wall Wingle muy bonita, excepción a los taxis Toyota Hilux, que pululan por pueblo.

En tan solo 7 minutos estuvimos en el aeropuerto de la isla. Acá el taxi.

Nuestro vuelo partía 13:30 hs., solo 23 minutos más tarde, pero como se trataba de un vuelo personalizado, y llevaba a muy poca gente, estábamos dentro del horario acordado.

El aeropuerto

El aeropuerto de Puerto Villamil está ubicado en un área desértica en las afueras del pueblo, pero muy cerca al mismo tiempo.

Para ser aeropuerto local es bastante grande. No tiene negocios, ni bares, menos salones Vips. Solo algunas sillas, y poquísima gente, los que viajábamos y dos o tres personas más.

Primer control

Ni bien llegamos subimos las valijas a un mostrador en donde una agente controló el interior de las mismas, como así también mochilas y bolsas. Seguramente en búsqueda de semillas o frutos que transportáramos de una isla a otra, o para evitar el tráfico de especies o corales o similares.

Viendo que estaba todo en orden, colocó precintos en los cierres de las valijas.

Despacho de equipaje

Seguidamente, entregamos valijas y mochilas para que sean pesadas.

Hete aquí, que, como ya sabíamos, y les contábamos en nuestro post previo, estábamos pasados en el peso de nuestro equipaje, y en este caso, no es tan sencillo como pagar la diferencia.

En efecto, el equipaje permitido es de 25 libras (menos de 13 kilos) y el poco exceso de equipaje cuesta a razón de 2 dólares la libra (unos 4 dólares el kilo).

Pero tratándose de una avioneta, cuando el exceso es mucho, y no hablo sólo del nuestro, sino del de todos los pasajeros afecta la propia seguridad del vuelo.

Agreguemos a esta situación que casi todos los demás pasajeros habían pasado por el pesaje, y por ser primeros estaban dentro del peso total permitido para el vuelo.

Entonces, la propuesta del agente de Emetebe fue que eligiéramos entre:

1-pagar 70 dólares de recargo por el exceso de peso, o

2-dejar la valija en el aeropuerto, y ellos se comprometían a transportarla a San Cristobal en el mismo vuelo, al día siguiente, que iba con mayor lugar. Esto, en forma totalmente gratuita. Y de paso colaborábamos con la seguridad del vuelo.

Fue efectivamente muy tentador el abaratar el costo del vuelo, y elegimos dejar la valija, previo sacar algunas cosas de uso indispensable para una noche.

Y allí quedó nuestra valija.

El área de embarque

Terminado el pesaje, nos fuimos con nuestras dos mochilas y la valija restante al área de embarque, a solo 10 metros de donde estábamos.

El primer tip, es que cada uno se lleva su valija. Luego de pesada te la devuelven, y te la llevás hasta el costado de la avioneta, en donde la cargan.

Segundo tip, no hay ningún control de rayos, escáners, etc. Ni valija, ni nosotros. De hecho no hay aparatos, ni gente. Solo viento cálido y soledad. Parece de película.

Los pasajeros somos 9 adultos y dos nenitos muy chiquitos que van a upa.

Embarque

Llegado el momento, nos dirigimos a la avioneta. Salimos a la pista con nuestros bártulos, y podemos ver otros aviones en el lugar.

También hay un equipo para emergencias.

El avión

Se trata de una avioneta (o avión pequeño, para no herir susceptibilidades), Britten Norman BN-2A, un hermoso avioncito, como se aprecia acá.

Cargadas las valijas en la parte trasera del avión nos ubicamos en la última fila de asientos. En la imagen siguiente puede observarse la última línea de asientos, el escalón de metal para subirse e inmediatamente detrás la puertita abierta en la que va el equipaje.

Ubicados en nuestros asientos vimos que detrás nuestro estaban las valijas contenidas.

En la guantera, estaban las instrucciones de seguridad.

Con este dispositivo para el que tuviera molestias por el ruido de los motores que impulsan las hélices.

El espacio para las piernas es apropiado.

La puerta fue adecuadamente trabada.

En las ventanillas pudimos ver esta advertencia de seguridad.

Finalmente, esta boca de aire para el que tuviera calor. Ahhh, no se podía cerrar.

El vuelo

El avión se ubicó lentamente en la cabecera de la pista. El capitán se dio vuelta y nos preguntó con la mano y el pulgar hacia arriba si estaba todo ok.

Acto seguido accionó algunos controles, el avión coleó un poco, carreteó otro poco, muy poco, quizá entre 50 y 70 metros, y, sorprendentemente se elevó como si nada.

Acá pueden ver un lindo videíto del despegue. Cada vez que lo miro, me quedo sin palabras.

 

El vuelo fue increíblemente tranquilo, con un dia precioso y calmo.

Vean algunas de las imágenes que pudimos captar desde el aire.

El tiempo total de vuelo fue de unos 40 minutos, uniendo Puerto Villamil, en Isla Isabela, con Puerto Baquerizo Moreno, en Isla San Cristobal.

Vuelo sumamente tranquilo, a baja altura, por lo que pudimos ver de cerca muchos detalles, todo el camino.

El aterrizaje, igual de tranquilo. Tocó la pista, y en un par de segundos la avioneta estaba dominada. Genial.

Vean esta foto del descenso, de cara a la pista de Puerto Baquerizo Moreno, San Cristobal.

Llegamos, enseguida se estacionó el avión, abrieron sus puertas, bajaron las valijas, y nos fuimos chiflando bajito por la enormidad de este aeropuerto.

Recordemos que a Puerto Baquerizo Moreno llegan tres vuelos comerciales diario, uno de Latam, otro de Avianca y uno más de Tame. Por ello, es un aeropuerto con dimensiones interesantes. Vean

En este sector, había una persona que cortaba los precintos de las valijas, que habían sido colocados en Isabela luego del control.

Y salimos a la calle.

Bienvenidos a Puerto Baquerizo Moreno.

 

Ahh, no me quiero olvidar de contarles que al día siguiente fuimos a buscar nuestra valija, y había llegado en impecables condiciones.

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